Ya sabes que somos tu referente para la venta de herbicidas o para la poda de los elementos de tu jardín. A veces ciertas especies de árboles y arbustos se tienden a confundir porque ambos tienen tallos leñosos y flores llamativas. Pero, como te puedes imaginar, hay ciertas diferencias que les separan en cuanto a la forma y el momento de podar. Las vemos en las siguientes líneas.
Empezamos por el árbol. Los hay que pueden llegar incluso a los 30 metros de altura, como es el caso del castaño de indias o del arce falso plátano. Hasta los 100 pueden llegar las secuoyas. A diferencia de los arbustos, los árboles suelen tener un único tronco leñoso que se ramifica a cierta altura. Los árboles producen ramas secundarias nuevas cada año. Presentan una clara dominancia apical, es decir, se distingue bien cuál es la rama principal de las que no lo son. La esperanza de vida de los árboles es la mayor en el reino vegetal. Algunas especies pueden llegar a vivir más de 4.000 años. El Pinus Longaeva es el que vive más.
¿Qué es un arbusto?
A diferencia del árbol, este no se yergue sobre un único tallo leñoso, sino desde varios, ramificados desde muy baja altura, a veces desde el nivel del suelo. La esperanza de vida cambia según la especie, pero por regla general suelen vivir unos 20-30 años. En Sintra te recordamos que hay arbustos que no necesitan poda y que podemos dejar crecer libremente. Por ejemplo, los rododendros y los madroños. De todos modos, siempre es recomendable eliminar las ramas muertas, rotas o enfermas, los tocones secos y los chupones. Podando las ramas débiles, cruzadas, deformadas o mal orientadas favorecemos una mayor circulación del aire y exposición a la luz y una forma más armónica del arbusto. También es conveniente recortar las flores muertas o la parte de las ramas que hayan dado flor para que no se formen frutos y semillas indeseados, restando en consecuencia vigor al ejemplar.
Mención especial merecen las plantas trepadoras. Por lo general, sólo necesitan una poda de limpieza al final del invierno o a comienzos de la primavera. Se hace para eliminar la madera vieja y para darles forma si han crecido demasiado. En algunas especies se hace cada tres o cuatro años, en concreto se acomete una poda de aclarado para despejar las zonas muy densas de vegetación. Es el caso de las pasionarias y los jazmines.